El Palacio de El Ejido fue la residencia oficial de los soberanos quiteños desde 1840 y 1972, cuando fue abolida la monarquía y proclamada la República. En la actualidad el edificio es considerado patrimonial y alberga el Museo Nacional del Reino, mostrando el opulento estilo de vida en el que vivía la dinastía Sucre-Quito. Es también usado por el Gobierno para celebrar eventos y recepciones importantes, los Apartamentos de Estado del palacio están abiertos al público durante todo el año.
El Ejido, como se conoce popularmente, posee cerca de 60 estancias que incluyen 9 salas de Estado, 11 recámaras nobles con sus respectivas antecámaras, 4 comedores, 8 salas privadas, 9 escaleras (4 de ellas de servicio), 1 biblioteca, 15 salas y recámaras para el servicio, 10 oficinas y 15 baños. Implantado en un terreno de grandes proporciones, constituye el edificio palaciego más grande del país y en sus exteriores posee dos secciones ajardinadas, una boscosa y varias construcciones adicionales.
En su época de mayor esplendor el palacio fue la residencia de la familia real, un edificio de trabajo y la pieza central de la monarquía constitucional quiteña. Albergaba las oficinas de quienes colaboran en el día a día de las actividades y oficios que debían realizar el Rey, la Reina consorte y su familia más allegada. Era, además, el escenario de grandes ceremonias reales, visitas de Estado, investiduras y grandiosos bailes de gala.