El palacio de El Ejido responde a la corriente de la arquitectura historicista neobarroca, y es considerado uno de los mejores edificios concebidos en este estilo, además de la obra cumbre del arquitecto Giacomo Franco.
Su implantación en un terreno con una elevación superior al del parque público que le precede, combinada a la línea de visión que permiten los jardines delanteros, hacen del conjunto un verdadero monumento apreciable desde la calle pese a que se encuentra relativamente alejado de ella.
En sus dos pisos principales el palacio tiene un total de 58 estancias, de las cuales 2 son vestíbulos, 3 salones grandes, 20 salones pequeños, 9 antecámaras, 9 recámaras nobles, 8 recámaras de Corte y 7 oficinas. Posee además 7 galerías (corredores), 6 distribuidores de servicio, 6 escaleras (3 de ellas para la servidumbre), 9 cuartos de baño completos, 3 baños básicos y 3 budoir.
Dividido de acuerdo a la distribución de plantas tradicional en los palacios y residencias monárquicas europeas, El Ejido es un conjunto sobrio, compacto y de dimensiones monumentales dentro de su entorno. A menudo llamado el Versalles latinoamericano, se destaca no solo por su arquitectura y decoración conservada desde las primeras épocas del Imperio, sino por su amplia colección de arte.
A continuación te invitamos a conocer más sobre la historia, los protagonistas y los lujosos interiores de la residencia palaciega más importante de Quito, y una de las más lujosas de América. Solo escoge el nivel por el que deseas iniciar el tour virtual.
Planta Tierra
Planta Noble