Se ubica en el extremo opuesto al Gran Salón, con acceso directo al balcón de la fachada principal del palacio. En tiempos de la monarquía este espacio era usado para que el Emperador recibiera a las personas que solicitaban audiencia privada con él u otro miembro de la familia reinante, y de allí es que deriva su nombre oficial.
Las columnas y travesaños de puertas, ventanas y espejos austriacos están adornadas con estucos dorados de aves fénix, por lo que este espacio también suele ser llamado Salón del
Fénix. El ave, que también puede ser encontrada en la chimenea de mármol verde nacional, simboliza el resurgimiento de la dignidad nacional que significó el nacimiento del Imperio tras la
vergonzosa primera República, presidida por Juan José Flores en el año 1830.
Alejandro II usó este espacio como salón de espera para los invitados, que permanecían aquí hasta que las ceremonias de Estado, bailes, banquetes o reuniones de trabajo iniciaban. Actualmente se mantiene aquel uso, aunque también alberga ceremonias de firmas de tratados y entrevistas a los medios por parte del Presidente de la República.