Construcción del Palacio


El Palacio de El Ejido, ubicado al norte del distrito histórico de la ciudad de Quitburgo, fue la residencia oficial de la familia imperial quiteña desde 1860 hasta 1972, cuando fue depuesta la monarquía y se instauró la República. Constituye, además, la construcción palaciega más grande del país y a menudo es llamado el edificio más opulento de América.

 

El edificio toma su nombre del Ejido del Rey, que era como se conocía desde la época colonial a las tierras públicas de pastoreo ubicadas en la salida norte de la ciudad de Quitburgo, y que después de la Independencia pasaron a ser administradas por el Cabildo. En cuanto a los terrenos que hoy ocupa el palacio, estos fueron adquiridos por el Emperador Antonio II en 1855.

La Mansión Imperial

Cuando en 1830 se declaró el Imperio y Antonio I accedió al trono quiteño, este quiso adecuar una parte del Palacio de Carondelet para su vivienda y la de su familia, tal como habían hecho por siglos los presidentes de la Real Audiencia durante la época española.

 

Sin embargo el Emperador se encontró con una sobrepoblación de oficinas públicas que lo ocupaban, nula cantidad de terreno para hacer ampliaciones y la vetustez en la que había caído el inmueble después de la Independencia, factores que harían por demás costoso cualquier trabajo que quisiera realizar en él; dinero que según el Parlamento debía salir de su propio bolsillo, ya que sería usado para su beneficio privado.

 

El Emperador decidió entonces seguir viviendo entre la Casa Carcelén, ubicada en el centro de la ciudad, y una hacienda que desde 1829 se encontraba ampliando en el vecino valle de Los Chillos (a una hora de la ciudad), que pasaron a ser llamados Mansión Imperial y Palacio del Deán respectivamente.

El Palacio del Deán

El 14 de abril de 1831 hubo un fracasado intento de asalto a la Mansión Imperial por parte de un grupo de seguidores de la tesis republicana conocidos como los sapos, lo que hizo que Antonio José entendiera que la seguridad de la familia estaba en riesgo si permanecía en un lugar de tan fácil acceso para los enemigos, así que decidió pasar a residir de manera permanente en El Deán.

 

La familia vivió en el Palacio de El Deán durante casi treinta años en los que la distancia y el tiempo que tomaba llegar a la ciudad (1 hora aproximadamente) se tornaban cada vez más tediosos y cansados para todos, por lo que salían del lugar cada vez menos. Tras continuas quejas del Parlamento para que el Emperador se presentara con más frecuencia en Carondelet, tras su ascenso al trono Antonio II decidió que era tiempo de construir una residencia más cercana.

Construcción del Ejido

Para iniciar la construcción de su nueva residencia, en mayo de 1855 el emperador Antonio II gestionó un importante préstamo a título personal en el banco de la familia Rotschild, asentado en Londres, y pagadero con la producción de la inmensa Hacienda La Huaca que había heredado de su padre en el Perú, y que durante muchos años era la que en realidad había sostenido la economía de la familia Sucre-Quito.

 

Conseguir el dinero no fue un problema debido a que el Imperio atravezaba un gran momento económico y las arcas de la familia también estaban bien robustecidas. Buscando maneras de mantener la privacidad de la familia imperial, pero a la vez mantenerse lo más cerca posible de la ciudad, se adquirieron los terrenos baldíos que el Cabildo poseía al norte del Paseo de La Alameda.

 

El proyecto estuvo a cargo del arquitecto italiano Giacomo Franco, que había llegado al país un año antes para impartir la cátedra de arquitectura en la Academia Técnica Imperial. Franco diseñó el edificio y los jardines entre octubre de 1855 y julio de 1856, dándole ese estilo neoclásico italianizante tan particular.

 

En marzo de 1857 arrancó la construcción del nuevo palacio imperial con una ceremonia de colocación de la primera piedra y la bendición de los trabajos por parte del Obispo de Quito. Por orden del Emperador el arquitecto realizó algunos cambios en los acabados y materiales, sustituyéndolos por otros más costosos, lo que generó un aumento del presupuesto que debió ser cubierto por la venta de otra de las propiedades heredadas por Antonio: la Hacienda La Delicia al norte de Quitburgo, que había pertenecido a su madre.

 

La inauguración del palacio se realizó el 14 de junio de 1860 con un evento en los jardines llamado Festival del Sitio del Ejido, que no solo reveló por primera vez el nombre del palacio, sino que congregó a lo más selecto de la sociedad de todos los puntos del Imperio. Esta fue la única vez que se pudo recorrer libremente todas las estancias del recinto y maravillarse no solo con la construcción, sino con los finos acabados, obras de arte y muebles que tanto dinero habían costado.

 

Finalmente la familia se trasladó oficialmente desde El Deán el 17 de junio, siendo siete personas sus primeros ocupantes:

  • el emperador Antonio II
  • la emperatriz Alejandra
  • el príncipe heredero José
  • la princesa María Amelia
  • la princesa Mariana
  • el príncipe Felipe
  • en el palacio nacerían los príncipes Vicente (1860) y José Luis (1862).